Educar sin moldes, enseñar en igualdad. - Cecilia Trucios Estalrrich -


 

 

Educar sin moldes, enseñar en igualdad

La educación es un derecho fundamental, debe ser accesible a todas las niñas y todos los niños del mundo, sin distinción. Sin embargo, a lo largo de la historia han existido profundas desigualdades en el acceso y la calidad educativa según el género. Por eso, hoy más que nunca, es urgente garantizar una educación igualitaria, libre de estereotipos, promoviendo un entorno donde cada infancia pueda crecer con las mismas oportunidades.

Los moldes que nos enseñan desde la infancia

Desde la infancia, nos enseñan cómo debemos ser. A los niños se les anima a ser valientes, líderes y fuertes. A las niñas, a ser dulces, obedientes y cuidadoras. Estos moldes que parecen inocentes, son los primeros barrotes de una jaula que limita nuestro potencial.

En los colegios , aunque muchas veces de forma inconsciente, los mensajes se repiten: se espera que los niños destaquen en matemáticas y ciencias, mientras que a las niñas se les felicita por su caligrafía o por ser “buenas compañeras”. A ellos se les perdona la distracción; a ellas, se les exige silencio y compostura.

Esta diferencia en la educación no es menor. Es la semilla de la desigualdad. Educar en igualdad no es tratar igual a todos, sino cuestionar los estereotipos, desmontar los moldes y permitir que cada niña y cada niño descubran quiénes son, sin que el género los limite.

Esta socialización diferencial  limita las metas de las niñas condicionando sus trayectorias. La falta de referentes femeninos en ámbitos como la ciencia, la tecnología o la política refuerza aún más esos moldes invisibles.

Una educación feminista debe atreverse a cuestionar estos modelos, ofreciendo diversidad de referentes, abriendo espacios donde todas las voces cuenten,permitiendo que niñas y niños puedan construir un futuro sin etiquetas, sin moldes en definitiva libre y sin miedo

La igualdad de género: un pilar para transformar el futuro

Educar en igualdad no es solo una cuestión de justicia; es también una vía esencial para el desarrollo sostenible de nuestras sociedades. Cuando niñas y niños acceden a una educación de calidad, sin limitaciones impuestas por su género, construimos un mundo más equitativo, más libre.

  • Empoderamiento económico: Las niñas que estudian tienen más posibilidades de acceder a empleos dignos y bien remunerados, lo que repercute positivamente en sus vidas y en sus comunidades.

  • Mejor salud y bienestar: La educación está estrechamente relacionada con una mejor salud física, mental y emocional, tanto para ellas como para las generaciones futuras.

  • Ruptura del ciclo de la pobreza: Una educación con igualdad de oportunidades brinda herramientas reales para construir un proyecto de vida independiente y libre.


 

        “Déjame volar” 

 

No me encierres en moldes gastados,
no me obligues a tomar
caminos  trazados.

Déjame tomar mi vuelo,  libre, sin miedo,
déjame ser lo que quiero.

Instrúyeme desde la libertad,
mírame con igualdad,
déjame investigar,
o si lo prefiero,
déjame bailar.

Empodérame para ser una más,
libre de anclajes absurdos
que matan mi autoestima
y no me dejan avanzar

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