Repensando la Sexualidad en Mujeres mayores: El mito que vamos a romper. Por María Trillo Pelegrín.


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"La vejez no mata el deseo. Lo desata, sin excusas ni permiso"
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"Llegar a la vejez y seguir deseando no es rebeldía. Es libertad.”
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“La vejez no marca el final del deseo, sino el comienzo de un placer sin censura. No es el fin del deseo, es el momento de vivirlo con poder, sin permiso y sin culpa, o sea, como mujeres empoderadas.
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“La vejez no apaga el fuego. Lo vuelve nuestro.”

Simbología de una sexualidad empoderante.

En nuestra cultura, la sexualidad sigue siendo una historia escrita en masculino. Y cuando se trata de la vejez, la desigualdad entre hombres y mujeres se vuelve aún más evidente: mientras que los hombres mayores son representados como seductores experimentados, deseables y activos, las mujeres mayores son invisibilizadas, infantilizadas o despojadas de deseo, ridiculizadas o directamente expulsadas del imaginario sexual.


¿Por qué su deseo se celebra como vitalidad, y el de ella se percibe como algo inapropiado, ridículo o fuera de lugar?

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Estas preguntas nos invitan a repensar la sexualidad en la vejez desde una perspectiva feminista e igualitaria. No es casual que la sexualidad femenina, a cualquier edad, haya sido siempre objeto de control. Pero en la vejez, ese control se traduce en silencios, en ausencia de referentes, en la negación sistemática del deseo, del placer y de la agencia sexual de las mujeres.


La menopausia, por ejemplo, sigue siendo narrada como una pérdida, un declive, una especie de “apagón” erótico. Nada más lejos de muchas realidades. La sexualidad no termina con los cambios hormonales: cambia, se transforma, pero sigue siendo una parte viva de la identidad y del bienestar. Y muchas mujeres descubren en esta etapa una libertad inédita: sin miedo, con más experiencia, con menos presión externa y más claridad interna sobre sus propios deseos.


En cambio, la sexualidad masculina en la vejez ha estado siempre legitimada. Se acepta, incluso se incentiva, con discursos sobre el "vigor" o la "potencia". Las soluciones médicas para la disfunción eréctil están normalizadas y ampliamente publicitadas. ¿Dónde están, en cambio, los recursos, espacios o campañas que hablen del placer femenino en la madurez?
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Romper con estos estereotipos no es solo una cuestión de salud sexual o bienestar emocional, sino de justicia de género. Hablar de mujeres mayores y deseo es también hablar de autonomía, de libertad y del derecho a vivir todas las etapas de la vida con dignidad, sin tener que renunciar a una parte esencial del ser.


/Esta doble vara es el resultado de siglos de control patriarcal sobre los cuerpos de las mujeres. La sexualidad femenina ha sido silenciada, especialmente en etapas donde no sirve a fines reproductivos o no encaja en los cánones de juventud/


La menopausia no es el fin del placer, sino una transformación. Y muchas mujeres lo viven así, pero otras estan en represión o no estan pudiendo conocerse por dificultades de referencia o autoconocimiento en este sentido. Seguimos sin demasiados referentes culturales, sin discursos públicos, sin políticas que reconozcan este derecho al goce.

Romper con esta narrativa es un acto feminista


Porque no hay edad para el deseo.
Porque el placer no entiende de arrugas.


Y porque una sociedad feminista e igualitaria será aquella en la que todas —jóvenes o mayores— tengamos derecho a sentir, a desear y a vivir plenamente nuestros cuerpos, aquella en la que mujeres de todas las edades puedan vivir su sexualidad con libertad, dignidad y sin permiso.

Porque SÍ: el deseo sexual también tiene canas ✨ El deseo no tiene edad ni género. El placer tampoco.


💜💋👿💚 Y no, NO vamos a callarlo. 



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